Bernardino López
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20 de mayo de 1809... nace Bernardino López, otro de lo tantos correntinos
que abrazaron las armas en defensa de la libertad y la organización
nacional.
Nació en Curuzú Cuatiá y se inició muy joven en las milicias de Corrientes
con asiento allí, las que estaban a las órdenes del coronel Vicente Ramírez.
Estuvo en Pago Largo al lado de Genaro Berón de Astrada con tan sólo 30 años
y peleó también junto al general Paz en la batalla de Caá Guazú en 1841. Más
tarde, después de la trágica derrota sufrida por el ejército correntino en
Arroyo Grande, el 6 de diciembre de 1842, emigró al Brasil, desde donde
retornó con el grado de mayor integrando la cruzada libertadora que forjaron
los hermanos Madariaga junto a los bravos 108 comprovincianos. En esta
cruzada fue el brazo fuerte con que contó Joaquín Madariaga para las
operaciones que exigía el emprendimiento.
En 1845, por decisión del general Paz, acompañó a Juan Pablo Mascarilla
López a Santa Fe, quien al frente de una división se apoderó de la ciudad
capital, la que tuvo que abandonar por errores tácticos y al ser perseguido,
se trabó en lucha con las fuerzas del gobernador Pascual Echagüe, quien le
dio alcance en Mal Abrigo.
En 1846 integró el ejército que por segunda vez comandaba el general Paz en
suelo correntino. En esta ocasión, el ejército de Paz tuvo que mantener una
celosa vigilancia sobre la incursión militar que efectuó Urquiza en
territorio correntino al frente de 6.000 hombres
Más tarde, Bernardino López pelea en rincón de Vences junto a Joaquín
Madariaga y al ser derrotados, él se queda en Corrientes y se suma a las
milicias provinciales.
Su última gran batalla fue el 3 de febrero de 1852 en Caseros, siendo
designado posteriormente, en el gobierno de Juan Pujol, Comandante de Armas
del pueblo Restauración (hoy Paso de los Libres), ya que era necesario
vigilar de cerca los movimientos del General Nicanor Cáceres, quien intentó
por entonces dos veces destituir al gobernador.
El 13 de marzo de 1854 se retiró a la vida privada y se afincó en su pueblo
natal Curuzú Cuatiá. En agosto de 1859 viajó a Buenos Aires en busca de
aliviar una grave enfermedad y al poco tiempo falleció cuando tenía
cincuenta años de edad.
Corazón, brazo y cerebro puso a las órdenes de gobernantes como Joaquín
Madariaga y Juan Pujol.
